De pequeño tenía la inquietud de saber cómo sería tocar un instrumento, pero nunca pensé que se convertiría en mi forma de vivir.

Empecé a descubrir la música a través de un gran amigo de mi padre.

Él era clarinetista y todo lo había aprendido de forma autodidacta.

Él me enseñó todo lo que sabia y sobre todo me hizo sentir pasión por la trompeta y la música.

Siempre le recordaré como alguien muy especial y le estaré tremendamente agradecido.

Más tarde, decidí formarme de forma profesional en el conservatorio y tratar de conocer más sobre éste bello instrumento.

Tuve la suerte de seguir mi formación, de tener unos profesores que me dieron unas pautas, conocimientos y sobre todo me hicieron sentir cada vez más por la trompeta.

No fue fácil pero sí intenso.

En el camino tuve la suerte de rodearme y conocer a personas con grandes conocimientos musicales que amaban la música como yo.

Tampoco paraba de practicar melodías de mis ídolos con la trompeta (Miles Davis, Louis Armstrong, Arturo Sandoval, Wynton Marsalis, Clifford Brown, Maurice André…) de escuchar sus temas y de tratar de tocar sus melodías.